La Belle Époque en la moda de 1900
La Belle Epoque comenzó un poco antes de 1900 y terminó un poco después de 1910 con el comienzo de la guerra. Como su nombre lo indica fue una época en que el estilo de vida esplendoroso se reflejó en la vestimenta muy lujosa, refinamiento permitido sólo a unos pocos.
Vestidos recargados que ceñían el talle y llevaban muchos metros de género con faldas superpuestas hechos de telas muy finas y, por supuesto, caras. La mujer era una muñeca para ser admirada y el hombre miraba, miraba mucho, lo que se le permitía con tanto trapo.
He aquí una característica de la época: las telas cubrían mucho menos el pecho y hasta empezaban a asomar algunos tobillos atrevidos, por lo que fue necesario mejorar la calidad de zapatos y medias.
En los libros de modas de 1900 llegados de París y en las páginas de los periódicos de la época destinados a las damas se leía:
“. . . ¿Conque el sombrero de última novedad, es casi “mosquetero”. . .Sí, señorita, casi mosquetero, es de paño blanco, pespunteado; la copa, en forma de mitra, es verde; y las hermosas plumas que caen por el lado izquierdo son, la una verde y la otra color de rosa. En la parte central del frente, lleva un gran moño de terciopelo rosa viejo, detenido por una larga hebilla de concha nácar guarnecida de perlas. ¿Perlas verdaderas?
Hacia fines de siglo se inicia una evolución de la moda femenina, hacia las elegancias del estilo Luis XVI; puede servirnos de ejemplo la moda de las mangas “globo” que progresivamente desplazaron otras formas hasta llegar a las mangas angostas. Falda a tablones y corpiño con delanteros volteados, chaleco de punto y corbata de gasa.
En la moda fue notorio este periodo; los vestidos almidonados y con enagua de crinolina (falda circular con seis aros de acero flexible que abultaban el vestido) eran los que marcaban la pauta. Este pesado armatoste, obligó a los modistos a inventar algo más cómodo pero siempre dentro de los cánones de mujer pomposa, semejando a una muñeca de porcelana.
Poco después nació la mujer con forma de "S", las que ajustaron la falda para resaltar la figura, los peinados se subieron sobre la cabeza y los sombreros se adornaban con plumas. Para este momento comienza a nacer un nuevo ideal de mujer, que fue creado por ellas mismas y no por hombres.
La nueva imagen era la de una mujer trabajadora, que luchaba por obtener el derecho a voto y que se inmiscuía en los asuntos que hasta entonces eran privilegio de los hombres. Esta nueva tendencia era representada por vestidos que se alejaron gradualmente del decorado haciendo mucho más simple su confección. El traje de dos piezas, denominado "traje sastre", era lo más apropiado para los nuevos tiempos.
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